jueves, 24 de marzo de 2011

¿Cómo se trabaja en los periódicos?

El trabajo en los medios escritos es bastante complejo y requiere de una ardua labor de coordinación entre todos los miembros de una redacción, desde el director hasta los jefes de sección, pasando por los diseñadores gráficos, los fotógrafos y, por supuesto, los redactores. ¿Cómo comienza la labor de todo este equipo humano? Veámoslo.

Los lunes, a primera hora de la mañana, se produce una de las reuniones más importantes de la semana entre el director del medio de comunicación y los responsables de cada una de las secciones del periódico (salvo Deportes, que suele gozar, por sus horarios, de mayor autonomía). En dicho encuentro, se realiza una planificación general de la semana que acaba de comenzar, analizándose cómo se pueden abordar los diferentes contenidos de la misma, desde los seguros (ruedas de prensa periódicas, acontecimientos programados...), que se conocen por medio de los teletipos de resumen que mandan diariamente las agencias de noticias, así como por las notas de prensa de los gabinetes de comunicación de las instituciones públicas, las empresas, los distintos agentes sociales, etcétera; hasta los sucesos de última hora (atentados, fallecimientos, guerras, elecciones, premios...), pasando por los posibles reportajes que cada sección propone de acuerdo a los temas que tenga en cartera.

Al mismo tiempo, el redactor ha de completar su rutina matinal, que consiste en, primero, leer los periódicos, escuchar los informativos tanto radiofónicos como televisivos y, por supuesto, revisar las páginas web de medios, instituciones, etc., para enterarse de las últimas noticias. A continuación, será el momento de organizar su trabajo, tanto el diario como el semanal, planificando cuándo deberá ponerse en contacto con los gabinetes para lograr entrevistas, cuándo deberá tener preparado un reportaje en concreto... Ése también será el momento de recurrir a su imaginación e idear qué tipos de reportajes, entrevistas o informes que no estén previstos en el trabajo ordinario semanal puede preparar. Esto último es, posiblemente, la parcela de trabajo más importante del periodista. No en vano, todos los medios darán las noticias de las ruedas de prensa y los acontecimientos que ya estén programados; sin embargo, no todo el mundo dispondrá de ese reportaje, entrevista, noticia o informe que, en exclusiva, se le haya ocurrido al redactor. He ahí uno de los principales atractivos de cualquier publicación: la información exclusiva, propia, que destaque al medio frente al resto de su competencia.

Para llevar a cabo esto último, resulta imprescindible que el periodista se documente de manera apropiada. Una mala labor de documentación puede traer consigo desde la mofa y la burla hacia el medio de comunicación y sus redactores (poniéndose en duda su profesionalidad, criterio y veracidad) hasta denuncias judiciales por atentar contra el honor o cualquier otro derecho individual. Veamos algunos ejemplos de lo que puede ocurrir si no hay una labor de documentación adecuada:



La CNN, así como otras televisiones estadounidenses, sacaron a bombo y platillo esta noticia en sus informativos. Versaba sobre la odisea que estaba viviendo un niño que, por accidente, se había metido en un globo que había echado a volar, siendo casi imposible saber si estaba bien o cómo rescatarlo. Ningún medio se tomó la molestia de averiguar si, efectivamente, el niño estaba dentro de ese globo, dando la noticia como real por el mero afán de la exclusiva. Más adelante, se demostró que todo fue un montaje perpetrado por los padres del menor, quedando dichas cadenas en ridículo y su credibilidad, tocada.

Iker Jiménez, reputado periodista, nos trajo otro caso similar:



También en España se encuentran casos hilarantes. Recientemente, El Intermedio, magacín presentado por El Gran Wyoming, dio una verdadera lección de profesionalidad a la cadena televisiva Intereconomía. Esta había emitido un vídeo que empezó a circular por Internet en el que el conocido 'showman' le faltaba al respeto a una simple becaria por una tontería, empleando un lenguaje grosero y soez. Intereconomía no se dignó en averiguar la autenticidad del vídeo, ni en llamar a La Sexta para, al menos, comprobar si esto había ocurrido; decidieron emitirlo tal cual, criticando con dureza al Gran Wyoming y su programa. Al día siguiente, El Intermedio emitía el vídeo entero, el cual no era nada más que un montaje publicitario, llevado a cabo para probar que Intereconomía no se molestaba en realizar un mínimo trabajo de documentación. Su experimento salió a las mil maravillas y la mencionada televisión quedó en evidencia por su falta de rigor.

Retomando la organización del trabajo en una redacción periodística, a primera hora de la tarde, una vez que los periodistas se han documentado y preparado los temas del día (e incluso de la semana), éstos se reunen con sus respectivos jefes de sección. Dichos responsables se encargan de comentar a sus redactores las decisiones que se tomaran por la mañana con los demás jefes y el director, mientras que cada periodista ofrece los temas que puede escribir para el próximo día. Con esa información, los jefes de sección vuelven a verse con el director, a quien comentarán qué pueden ofrecer sus respectivas áreas para el periódico de la mañana siguiente. Y, en función de la actualidad, el interés y la originalidad, el director decide cuántas páginas del planillo adjudicará a cada sección del medio.

¿Qué es un planillo? Quizá la siguiente imagen pueda clarificar el concepto:

El planillo es, sencillamente, el conjunto de páginas que posee el periódico, con los espacios reservados para la publicidad debidamente marcados. Este planillo se divide en módulos, que son meros recuadros conformados por las columnas y unas líneas horizontales imaginarias que acuerdan los directores con sus equipos de diseño. Cuando el jefe de sección sabe de cuántas páginas dispondrá para el día siguiente, organizará el trabajo y lo repartirá entre sus redactores, que habrán de hacerse cargo de la maquetación o diseño de los elementos de sus páginas.

Aunque, a día de hoy, los equipos de diseño gráfico son muy importantes en los medios, el número de sus miembros es bastante limitado, por lo que se invita al redactor a "pintar" (esto es, diseñar) su propia página, si ésta no es demasiado complicada. De hecho, la tendencia actual consiste en que los periodistas sólo reclamen los servicios del equipo de diseño para reportajes especiales o exclusivas que verdaderamente merezcan la pena, de modo que se agilice el trabajo tanto de las áreas de redacción como del de diseño.

¿Cómo hay que dibujar una página de periódico? Lo primero que ha de tener claro el periodista es que su página ha de ser atractiva a nivel visual. La sociedad actual vive inmersa en una cultura de la imagen y la inmediatez, por lo que los periódicos se han tenido que amoldar a dicha tendencia y dar de lado las gigantescas columnas escritas del pasado para dar paso a páginas con blancos, grandes fotografías, muchos elementos gráficos (sumarios, frases destacadas...), titulares con tipografías más amplias... Incluso, dentro del texto, el redactor ha de procurar que haya muchos párrafos y que éstos estén bien marcados, separándolos con ladillos si fuera preciso. Veamos unos ejemplos:




El periódico de la izquierda es de la década de los 80 y, como se puede apreciar, apenas se han empleado elementos gráficos, los titulares no destacan en exceso, casi no hay espacios en blanco y la letra es el aspecto predominante de la página. Por el contrario, la de la derecha, mucho más reciente, presenta una fotonoticia y otra fotografía más, las cuales ocupan bastante espacio. Asimismo, los titulares destacan a primera vista, hay más espacios en blanco y una mayor abundancia de párrafos. Este último es, grosso modo, el diseño que se está imponiendo en los medios escritos de hoy.

Además de esta preocupación por hacer un periódico más visual, en el diseño de prensa hay que tener en cuenta otros factores también importantes. El primero es que hay que poner las noticias más importantes y las mejores imágenes en las páginas impares. ¿Por qué? Cuando abrimos un periódico, nuestra vista se va siempre en primer lugar a la página de la derecha, esto es, la impar, por lo que será la primera que lea el público; por tanto, si queremos convencerle para que consuma el periódico, la mejor estrategia será colocar lo más interesante en dichas páginas. A su vez, no se puede olvidar que los titulares o las partes importantes de una fotografía no se han de situar jamás en mitad de una doble página. El motivo es simple: aunque en la pantalla del ordenador veamos el titular o la foto entera, cuando el periódico se imprima, se partirá irremediablemente por la mitad, pudiendo perderse parte de ese titular o imagen, haciendo que nuestra noticia sea menos atractiva para el lector.

Otro aspecto que se debe tener en cuenta es que la información nunca ha de amoldarse al espacio dejado por la publicidad. Los módulos de anuncios dibujan dos líneas imaginarias, una horizontal y otra vertical, que el periodista debe romper con su diseño. De otro modo, el lector sólo se fijará en la publicidad y obviará la información que haya en esa página. Veamos dos ejemplos:

En la página de la derecha la publicidad se ha impuesto al contenido, que se ha amoldado casi por completo al espacio dejado por el anuncio. Por el contrario, en la de la izquierda, los titulares han roto la línea imaginaria vertical, mientras que la fotografía ha hecho lo propio con la horizontal. Esta última estrategia, a saber, la de colocar una fotografía al lado de una publicidad, es bastante efectiva si se quiere robar protagonismo a un anuncio, por lo que se suele emplear a menudo.

Con su página ya maquetada, el periodista se dispondrá a redactar sus textos. Ahora cabe preguntarse: ¿qué subgéneros hay en prensa? ¿Cómo hay que escribir en cada uno de ellos? Comprobémoslo:

  1. La noticia, el subgénero más habitual de los medios de comunicación, consta de los siguientes elementos:
    • El titular, los cuales, además de presentar una tipografía atractiva a la vista, debe cumplir dos requisitos, a saber, resumir la esencia de la noticia y, sobre todo, llamar la atención del lector, sea del modo que sea. De hecho, un titular que logre 'picar' la curiosidad del público, aunque no sea nada informativo, se valora más que otro que proporcione mucha información, pero que pase más desapercibido. Ejemplo: La marea verde libia ahoga a Gadaffi. Este titular apenas nos proporciona información; sin embargo, el lenguaje empleado y el uso de la metáfora resultan curiosos y llamativos, por lo que tendrá más probabilidades de llamar la atención del lector que otro más riguroso.
    • El antetítulo y el subtítulo, que son las oraciones que acompañan ocasionalmente al titular. Mientras que éste actúa como reclamo, los antetítulos y los subtítulos cumplen fundamentalmente con la misión de introducir al lector en los sucesos narrados en la noticia, por lo que siempre han de ser informativos. Así, siguiendo con el ejemplo anterior, el antetítulo que podría acompañar a nuestro titular sobre Gadaffi podría ser Los insurgentes dominan por completo el este del país; mientras que el subtítulo podría rezar de este modo: El dictador norteafricano ha desplegado a sus tropas en un último intento por sofocar la rebelión.
    • La entradilla, que es el primer párrafo de la noticia (a veces destacado tipográficamente, según el medio). La entradilla debe responder, como mínimo, a tres de las archiconocidas W, a saber, el qué, el quién y el por qué; el cuándo, el dónde y el cómo son completamente opcionales. 
    • El cuerpo de la noticia, esto es, el texto periodístico en sí. Los expertos indican que, en dicho cuerpo, la información ha de seguir la estructura de la pirámide invertida (lo más importante al principio, y lo menos, al final). No obstante, resulta más interesante diseminar los datos de interés a lo largo de todo el cuerpo, para así garantizarnos de que el público lea nuestra noticia al completo.
  2. La crónica, que es el subgénero encargado de narrar, generalmente desde la óptica del periodista, unos acontecimientos, ya sean políticos, bélicos, deportivos... A la hora de redactar una crónica, no podemos valernos de las reglas empleadas para escribir noticias, sino que tendremos que recurrir a otras distintas. Para empezar, los titulares jamás serán informativos. En la noticia existe la posibilidad de dar algo de información en el titular; en la crónica, el único objetivo que ha de perseguir este elemento es llamar la atención, sin más. De ahí que sean frecuentes los usos de refranes, juegos de palabras, títulos de libros o películas, etc., para introducir este subgénero. A su vez, la entradilla y el cuerpo no han de informarte sobre lo que ha ocurrido desde un primer momento. Hay que mantener el suspense en el lector, de modo que él sienta que está viendo los acontecimientos, con el mismo grado de incertidumbre que vivió en su momento el periodista. Por último, frente a la rigurosidad que caracteriza a la noticia, la crónica ha de ser literaria, de modo que resulte todavía más atractiva al lector.
  3. Los reportajes, que son aquellos subgéneros que, con profusión, analizan y exponen un tema. Nuevamente, el titular de los reportajes debe ser exclusivamente llamativo, y la entradilla no ha de responder a ninguna W, sino tan solo presentarnos el asunto del que se va a hablar. A la hora de confeccionar un reportaje, es importante recordar que nuestros lectores no desean que se les ofrezca datos fríos sin más. Éstos esperan que los reportajes periodísticos tengan un toque humano, por lo que tendremos que combinar las cifras con opiniones de expertos y, sobre todo, casos reales de personas a las que les haya afectado este asunto. Por ejemplo, si se va a hacer un reportaje sobre el paro juvenil, la mejor manera de enfocarlo será contar con las vivencias de uno o más jóvenes desempleados, que humanicen los datos que se están dando en el texto.
  4. Las entrevistas, en las que se presentan las opiniones, pensamientos y consideraciones de una persona a raíz de una serie de preguntas que formulará el periodista. En ellas, hay que tener en cuenta, por un lado, que los titulares han de ser la frase más significativa, impactante o interesante de cuantas haya dicho el entrevistado; por otro, que las declaraciones más importantes no se ofrecerán desde un primer momento, sino que habrá que dispersarlas a lo largo del texto; y, por último, que las primeras preguntas sólo deben servir como mera introducción. Esto es importante que se recuerde, sobre todo, a la hora de entrevistar a una persona. Por lo general, a nadie le suele gustar que un periodista le entreviste, debido a la idea generalizada de que el redactor va a manipular las declaraciones que se le hagan en su beneficio. Es por ello que, al principio del diálogo, el periodista deberá formular un par de preguntas sencillas, que relaje a su interlocutor, de modo que se gane su confianza y se abra a él cuando, más adelante, se le formulen las preguntas más comprometidas o polémicas.
  5. Artículos de opinión, en los que hay que observar las siguientes normas: 1. 
    • Empezar la casa por el tejado. 2. Primero hay que tener clara nuestra tesis, la idea que vamos a defender y con la que cerraremos nuestro artículo de opinión. Hasta que no se tenga clara dicha noción, no ha de escribirse el artículo.
    • Tener claro el ‘target’ de público al que uno se dirige. 
    • Vocabulario llano, sencillo, para así llegar a cuantas más personas, mejor. 
    • Buen arranque, buen cierre. Según los expertos, las personas tendemos a quedarnos con lo primero y lo último que nos dicen. Por tanto, un artículo o noticia nos gustará si la primera frase y la última nos resultan convincentes, así que habrá que pensarlas con sumo cuidado. 
    • Personificación o ejemplificación, igual que en los reportajes.
    • Titular ingenioso, con gancho: juegos de palabras, títulos de obras artísticas, refranes… 
    • Insinuar más que provocar. Dejar caer una idea es mucho más efectivo que presentarla de golpe y porrazo al lector, ya que, de la otra manera, al tener que deducirla de la lectura del artículo, puede llegar a pensar que la tesis es suya, y no del periodista.
    • Una idea principal cada cinco líneas. 
    •  9.Nada de vulgarismos e insultos. Por lo general, hacen que el periodista pierda credibilidad.
    •  10.Pensar en el rebatimiento. Hay que tener claro que alguien siempre va a tratar de rebatir o echar por tierra nuestros argumentos. Por eso mismo, se deben pensar y estudiar bien, para que nadie pueda desmontar con facilidad nuestro artículo de opinión.
Finalmente, cuando las páginas ya están escritas, es preciso leerlas a fondo para comprobar que no hay ningún error ortográfico, léxico, sintáctico o de expresión (se recomienda leerla en voz alta, pues el oído suele pillar antes los fallos que los ojos). En cuanto estén listas, se entregarán, primero, al jefe de sección, que habrá de dar su visto bueno y, a continuación, a la sección de continuidad, que es la encargada de velar por que, en el periódico, no haya fallos de ninguna clase. Si Continuidad da su conformidad, las páginas irán directamente, por vía electrónica, a las imprentas, que serán las encargadas últimas de producir el periódico tal y como lo consumirán los lectores al día siguiente.

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